Siempre fue una chica solitaria, metida en su mundo extraño, con su cuaderno de flores amarillas y un libro de vieja poesía (regalo del abuelo) en una bolsita de lona.
Solía sentarse a la orilla de la pileta del rancho, aventando piedritas al agua, soñando despierta, contando las horas de los largos días de verano; el abuelo solía observarla a través de la puerta de madera vieja de la casona, y sonreía, sus hermosos ojos azules brillaban cada vez que la veía.
Así paso la dulce niñez, la temprana adolescencia y gran parte de su vida adulta, jugando con sus sueños, viajando a lugares que ella sabia jamas llegaría a ver, mas que en su mente.
Hasta que llego el día que le toco despertar de su sueño de vida, comenzo a vivir realmente, le rompieron el corazón un millón de veces, pero también es increíblemente feliz!
Y escribió con pintura de sangre, en la pared de la vieja casona ahora abandonada: "Gracias abuelo, te hecho de menos, ahora soy muy feliz"
P.D. Te extraño papito...
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Mucha ternura en este relato, es muy bueno y mejor para mí, poder leerlo, felicidades
ResponderBorrarGracias Isela!!!
ResponderBorrarUn beso!