7.2.10


Encendió el cigarrillo.
aun era de noche, la habitación seguía a oscuras, se podía escuchar el constante goteo de una oxidada llave dentro del baño, todo era viejo, incluyendole.
Junto a la cama destendida, se encontraba una vieja mesa de madera, despintada y fea, sobre ella, una botella de vino barato medio vacia, caliente, amarga.
El humo del cigarrillo llenaba la habitación, se mezclaba el aroma del tabaco en el aire, con el perfume barato, la imitacion de alguna marca cara.
En el piso, la ropa de trabajo desparramada, unas medias rotas, un zapato sin tapa, y un vestido gris y cansado, como su mirada.
En cada fumada se le iba la vida, y pensaba, y recordaba, y se arrepentía...
Nunca fue buena en nada, se decía a si misma, ni buena hija, ni buena hermana, ni buena madre, ni buena amiga, ni buena en nada, mas que en la cama...
Desapareció un día, dejando todo atrás, sin llevarse mas que el recuerdo de aquellos a quienes amaba...
Y despertó una mañana, con otro nombre y otra cara, prostituta querida, pero jamas amada.