Tumbada en esta cama de colchas blancas
Conjuro a la muerte,
Soñándola con los ojos abiertos
Imaginando mi paraíso iluminado de poetas peregrinos.
Tomaría el café de la tarde de otoño,
Fumando un cigarrillo,
De la mano de Jaime y Federico,
Cantaría con voz melodiosa la canción desesperada,
Buscando el consuelo de mi alma…enamorada.
En mi paraíso utópico,
Mario me serviría el te,
Dándome la bienvenida a sus alcobas,
Con sabores de ayer.
Mientras llega mi hora,
Entre sueños y conjuros,
Las letras de mis amantes imaginarios
Me acompañan en la cama de colchas blancas.