Al abrir la puerta me quede petrificado.
Ahí estaba ella, de pie, el agua le escurría por la lluvia, y desprendía un extraño olor a tequila, pero ahí estaba, mirando fijamente mis ojos, como esperando que dijera algo.
Abrí por completo la puerta y la deje entrar.
Ella se volvió, con lentitud se acerco a mi, tomo mi cara entre sus manos y me beso.
Fue como llegar al paraíso de nueva cuenta, alcance la gloria entre sus labios. Me sabia a limón y tequila su boca, y su ropa mojada humedecía la mía, pero eso no importaba ya, la tenia de nuevo entre mis brazos, tal como lo había estado soñando desde que la vi en el vestíbulo del hotel.
La tome en mi brazos y la lleve directo a la habitación, ella no decía nada, solo me observaba, siguiendo con la mirada cada movimiento de mi cuerpo. Lentamente la fui desvistiendo, quitando cada prenda húmeda de su frío cuerpo, temblaba...
La metí a la ducha, para calentar su cuerpo y poder recorrer cada parte de su piel de a poco.
Tome la toalla blanca, seque su cabello, sus brazos, sus piernas, ella solo suspiraba...
La lleve a la cama, levante las sabanas, como si fuera un bebe la recoste, y yo junto a ella, pegue mi pecho en su espalda, la abrace mientras besaba su cuello suavemente, diciéndole sin palabras cuando la había echado de menos...
Se quedo dormida entre mis brazos...