Le recuerdo, como si hubiese sido ayer mismo que le vi, sentado a la frágil mesa de la cocina, con su bata de baño azul, la copa de vino tinto en la mano, y el estúpido gato negro en la otra. En ese instante jure que era gay (lo cual, después de un tiempo, me di cuenta que era solo imaginación mía), tenia toda la facha, lo deje de lado, con el podía hablar por horas, de todo y de todos, sin que algo mas importara.
La casa de la corregidora, ese era el punto de reunión, después de salir de las tediosas clases en la facultad, solíamos irnos para allá, pizza y tinto, amigos, guitarra, cigarros, bohemia....nos sentíamos a los 20 los dueños del mundo.
Hubo un espacio vacío, algunos años perdidos, en los que el dulce recuerdo se mantenía fresco en la memoria y en el corazón.
Nos reencontramos, curiosamente, fue a la entrada de un motel, escuche su voz alegre gritarme ¡Prima! y darme el abrazo de oso mas largo, tan lleno de amor y complicidad...nos volvimos confidentes, amigos, dos viejas almas que se reencuentran para hacer poesía.
Llegaron las madrugadas de café, Sabines y Sabina....tinto, cerveza, cigarro, charlas interminables, planes futuros...admiración mutua.
Su risa, fresca como la mañana de primavera, su voz modulada, los abrazos, las caras locas en las fotos, las historias de amor clandestino que nos confiábamos, en la silla, bajo las escaleras de aquella casa por la cuarta...esas son mis memorias, felices, que guardo de el, de mi, de nosotros...
Fue la violencia de nuestro país quien me lo arrebato, le corto la vida a sus 34 años, persona con tanto amor a la vida no conocí jamás, la ira invade mi cuerpo, el dolor perfora mi corazón, la esperanza de justicia nos mantiene despiertos por las noches desde su partida, deseando con desesperación que el karma cumpla su misión, y les haga pagar cada una de las heridas que lo llevaron a la muerte...
Te guardo, en mi memoria, esa que aun escucha tu voz diciéndome: "escribe, prima, escribe y cuéntale al mundo tu historia, que yo les contare la mía".
Para Shaib