Aun mi esperanza habita con el
miedo azucarado de perder la razón dentro de tus piernas pecosas,
Hambrientas,
Ajenas de cordura,
Sin razón.
El refugio de lavanda que habita
en tu cabello fino y castaño,
Me cobija los sueños almendrados,
Lujuriosos,
Escarchados de miel que emana de
tus senos.
La fuente que se alza orgullosa entre
mi pelvis,
Emana aguas de vida salada y
salvaje,
Enviando montoncitos de secuaces,
Ardientes buscadores de la cueva tibia
que se esconde entre tus tierras,
Dispuestas a ser cultivadas,
Sembradas de amor,
Regadas de saliva cansada.
Perdido en el vaivén de tus
sabanas,
Navego el oleaje de tu mar embravecido,
Aferrado a la barca de tu cuerpo,
Logrando llegar a la orilla de
nuestra playa de almohadas húmedas,
Dulces amantes,
Conocedora de los secretos de tus
labios rojos de manzana,
Envenenada,
Pecadora,
Entregada amante de olores arcoíris,
Caricias a la luz de la luna.
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A veces el amor une a dos seres que no saben nadar, y viven en dos islas distintas...