¿Donde habías estado toda mi vida?
Mi sexo te necesitaba.
La sangre que bullía en mis venas,
Desesperada,
Caliente,
Intentaba encontrar el camino que le llevara directo
a tu piel.
Hablarle a tus dientes de porcelana,
Pedirle a gritos que tomara mi carne,
Que la cortara de tajo,
De una sola mordida
Limpia.
Abrirte mis piernas
Dejar que tus dedos y lengua tracen un largo y
húmedo sendero
Saborear mi dulce néctar de tus labios...
Tomar tu cabello jadeante
Sudoroso,
Arañar tu tierna espalda pecosa…
Balancearnos en el imparable ritmo del oleaje
lujurioso y divino
Del mas primitivo de los actos...
De los bailes...
Esperar que te vacíes extasiado en mi valle de
sombras
Para luego descansar en la dulzura vibrante de mis
montañas rosas.
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A veces el amor une a dos seres que no saben nadar, y viven en dos islas distintas...